El confín como una línea que une y separa - Stefano Allievi (traducción)



Traducción al español del artículo original de Stefano Allievi

Trieste es una ciudad fronteriza.
Pero la frontera [el confín] es una noción ambigua:
cum-finis
es el fin que tengo en común con el Otro.

Por lo tanto, el confín no sólo es un lugar de separación
sino también de cruces: legales, y otras veces clandestinos,
aunque casi siempre se toleren.

Una ambigüedad conocida como tal y aceptada,
Un poco como la persona y la profesión del traficante,
figura arquetípica y casi mitológica de las tierras fronterizas.

Fuera de ley por supuesto,
pero en realidad no está realmente prohibido,
porque después de todo cumple una función útil:

Económicamente funcional y, ciertamente,
más interesante y popularmente conocido
que los guardias fronterizos,
quienes con él, -contra de él-
juegan a las escondidas,
un necesario y al mismo tiempo ritual
juego de roles.

Esta es la frontera. 
Separa formalmente las identidades y,
paradójicamente, une a las personas:

A menudo son mas similares entre sí
las tierras y las personas cercanas a la frontera,
en comparación con las que viven en los respectivos centros o
capitales del país.

[...]

Descubrimos que [las fronteras, confines)
terminan realizando una función contraria
con aquella,
para las que fueron creadas:
Los confines nacidos para separar, a menudo terminan por unir.
 La ambigüedad del confín,
y también su profunda tragedia,
se debe principalmente a su artificialidad,
su convencionalidad:

No es casualidad que las fronteras 
se muevan constantemente a lo largo de la historia,
así, hoy nadie puede decir cuáles son las reales.

En la globalización vivimos bajo el signo de Hermes,
(Mercurio para los romanos) el dios alado del movimiento,
de los cruces, de las intersecciones,

Quizá ya no comprendemos su importancia,
pero su enseñanza fundamental permanece,
y es la del encuentro,

Aunque también nos enseña sobre la multiplicación
y superposición de identidades,
en un intento no siempre exitoso pero siempre presente,
de construir una nueva síntesis,
resultado del encuentro y no de la separación.

Como la figura del escritor Aron Hector Schmitz,
hijo de padre judío alemán y madre italiana,
que después cambió su nombre por Ettore Schmitz, 
y luego por Ettore Samigli,
para ser finalmente conocido como
Italo Svevo, -quien a través de su nombre- 
eligió unirse en vez de separarse,
mostrando que las identidades no se dan,
y en cierto punto, cada uno 
tiene la posibilidad de elegirla(s).

Lo que hace difícil,
y al mismo tiempo fascinante,
tratar de comprender las identidades de las ciudades fronterizas,

La historia de las ciudades fronterizas,
quiénes por su separación han pagado laceraciones y un alto precio,
hoy pueden ser una enseñanza útil,
para cuestionar y renovar continuamente,
nuestra comprensión sobre la identidad,
La cuestión de que las identidades son,
con demasiada frecuencia,  
dadas por sentado [impuestas, incrustadas], 
como si fueran realmente evidentes:

Aunque nunca lo son,
o por lo menos debe ser continuamente re-pensadas, 
a la luz de los encuentros y los desencuentros
( a menudo fructíferos)
con el Otro y su alteridad.

Allievi, S., (2018) Il confine, nozione ambigua: cio che unisce e chio che separa. 
L’ambiguità del confine: le identità si moltiplicano, tra incontro e separatezza, in “Corriere della sera – Corriere imprese Nordest”, p. 8, rubrica ‘Le parole del Nordest’

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